sábado, 28 de septiembre de 2013

PRESENTACIÓN DE «RÉQUIEM POR UN HOMBRE CUALQUIERA», DE DAVID MORELLO


David Morello Castell, sentado al lado de los poetas Manuel Lacarta —que le presentaba— y Pablo Méndez (capitán de Ediciones Vitruvio), logró, en la tarde del último viernes de septiembre, llenar la sala del Café Comercial con la presentación de su poemario: «Réquiem por un hombre cualquiera», a la que tuve el placer de asistir.

No era para menos: David, que es un experto en esto de la poesía, ofreció un verdadero recital cargado de sentimiento, como su libro, en el que la guinda final —que sorpendió a todos— fue un martinete interpretado de forma excelente y con tanta fuerza, que por un momento creí estar en el mismísimo corazón de Andalucía.

Mereció la pena, desde luego, aparecer por allí y escuchar, con la inmensa voz que caracteriza al poeta, los versos del «Réquiem por un hombre cualquiera», cuya lectura recomiendo.

La velada fue estupenda, también, gracias a la compañía de tantos grandes poetas y amigos (por allí estaban Antonio Daganzo, Fernando López Guisado, José Elgarresta, Paco Moral, Ana Ares, Patricia Pérez...); siempre es una maravilla aparecer por el Comercial.



 
Manuel Lacarta, David Morello, David Minayo y José Elgarresta. Fotografía de Patricia Pérez.


ACORDES SIN NOTA

La insatisfacción en su cobertizo.
La voz sedada, la garganta mustia.
Si pides un deseo lloverán lágrimas
sin ganas.

Pájaro que no existe.

Se desploman sobre las seis
las siete
sobre las siete
las ocho.
La posibilidad de ser va muriendo.
Crece en los ojos preñada una nube
en el alma terrones y escarcha.

No hay instrumento para este silencio.

Algunos novios vuelven abrigados del cine.
En el bar cobijan entre sorbos sus palabras.
Hay una televisión en cada casa.
Sólo eso.
Ni tan siquiera hambre.

DAVID MORELLO CASTELL,  
«Réquiem por un hombre cualquiera», (Ediciones Vitruvio, 2013).






domingo, 15 de septiembre de 2013

DUELO AL ALBA




DUELO AL ALBA

Ahora que sólo queda perder la vida
                                                    te diré
que nunca fui más tuyo que en esta noche última,
mientras duermes
y busca mi silencio tu silencio de almohada.
                                                  Eres mía
de la forma en que se pierde paseando el poeta
por las plazas
                        confusas
                                         del instinto.
Como el beso de mármol que busca un fantasma.

Al alba
habré entregado la manera de amarte
—esta rutina de verso libre
y secretario sin cartera—
al impasible mecanismo del orgullo.

Recuérdame
en tu sentencia de muerte y abogados,
entre los páramos del sueño y su emboscada.

Como si nunca
nos hubiésemos mentido.

DAVID MINAYO , 2013

martes, 10 de septiembre de 2013

DOS POEMAS DE ENRIQUE GRACIA TRINIDAD



FRÁGIL INSOMNIO

Qué más me da que el sueño
no comparezca a estas alturas.
El único peligro
es que tanta vigilia engendre versos,
palabras del oficio
sin nada interesante que decir de verdad,
quiero decir sin nada que vivir.
Lo que da miedo es que el papel,
amigo de costumbre, ciego,
funcionario de todas mis derrotas,
piense que es importante
y se deje escribir alguna historia innecesaria.

Sé que es mucho más digno
sofocar en amor los amores ausentes
—siempre hay algún amor ausente,
hasta el que nunca se marchó—.
Más seguro será no someter
la angustia a las palabras,
aplacar las ideas
sobornando al cerebro con algún paraíso de alquiler;
subsistir quedamente,
con los dedos perdidos en la urdimbre del tiempo,
la que todo jersey
guarda celosamente por la sisa;
no pretender la eternidad como una novia complaciente
que aguante el mal humor,
la soledad,
el abandono que se ejerce
como una profesión inevitable.

Quiero creer que no hay por qué dejar
que la tristeza gane,
que mis hijos, dormidos a estas horas,
son de verdad lo que sujeta el mundo.

Debo pensar que la esperanza,
diosa tan frágil siempre como el polvo de agosto,
no es de verdad violada impunemente
por la ciega lujuria de este tiempo insurrecto.
Quiero creer,
y quiero sobre todo no tener que escribir.
Pero es inútil.


TE QUIERO

                       Es una locura amar, a menos que se ame locamente.
                                                                                                   JEAN YTHIER

Cuando alguien pronuncia esas palabras
todo se paraliza.
Los asuntos más graves adelgazan,
las noticias se duermen
en los ordenadores,
las solemnes estatuas
bajan del pedestal, juegan al mus
y pierden compostura.
Algo queda en suspenso,
quizás la vida o cualquier cosa de mayor importancia.
Cuando alguien las pronuncia,
todo comienza a ser igual.
Y da lo mismo
que la Luna se olvide de mirarnos, que la cena esté fría,
que Dios no esté en su sitio y esto acabe
como el rosario de la aurora.
Da igual, para entendernos, que la lluvia de abril
ponga muecas de octubre,
que tengan más de un ojo el huracán,
el cíclope,
la perdiz de los trajes o el pirata del cuento.
Da igual que tú después te calles
y que yo no conteste.

ENRIQUE GRACIA TRINIDAD 

Ambos poemas se encuentran editados en el libro «Contrafábula», en la colección Fugger Poesía de la editorial Sial. Para ver los datos del autor ir al enlace: http://www.davidminayo.blogspot.com.es/2013/08/igual-igual-de-enrique-gracia-trinidad.html

 

domingo, 8 de septiembre de 2013

HIJA DEL VIENTO, de Alejandra Pizarnik






HIJA DEL VIENTO

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.


ALEJANDRA PIZARNIK



Nacida como Flora Pizarnik Bromiker, fue la hija de Elías Pizarnik y de Rejzla (Rosa) Bromiker, ambos inmigrantes judíos de origen ruso y eslovaco, que se dedicaban al comercio de joyería.

En 1954, tras el bachillerato, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Permaneció como estudiante de la Facultad hasta 1957, cursando literatura, periodismo y filosofía, pero no acabó sus estudios. Paralelamente dió clases de pintura con Juan Batlle Planas.

Firmemente apolítica e influenciada en su lirismo por Antonio Porchia, los simbolistas franceses, en especial Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé, por el espíritu del romanticismo, y por los surrealistas, Pizarnik escribió libros poéticos de notoria sensibilidad e inquietud formal marcada por una insinuante imaginería. Sus temas giraban en torno a la soledad, la infancia, el dolor y, sobre todo, la muerte.

Índice de su obra:
  • La tierra más ajena, 1955.
  • La última inocencia, 1956.
  • Las aventuras perdidas, 1958.
  • Árbol de Diana, 1962.
  • Los trabajos y las noches, 1965.
  • Extracción de la piedra de locura, 1968.
  • Nombres y figuras, 1969.
  • El infierno musical, 1971.
  • La condesa sangrienta, 1971.
  • Los pequeños cantos, 1971.
  • El deseo de la palabra, 1975.
  • Textos de sombra y últimos poemas, 1982.
  • Zona prohibida, 1982. (Poemas, muchos de ellos borradores de piezas publicadas en Árbol de Diana, y dibujos).
  • Prosa poética, 1987.
  • Poesía completa 1955-1972, 2000.
  • Prosa completa, 2002.

Fuente:Wikipedia